Resumen
Hace veinticinco años, Nicholas Negroponte publicó un libro referencial titulado Being digital (1995), donde realizó un análisis y una proyección respecto a cómo influiría la tecnología digital en la vida cotidiana de las personas. Su conclusión fue que varias funciones vitales de la humanidad se digitalizarían, es decir, que se trasladarían del mundo orgánico, compuesto por átomos, hacia plataformas digitales, compuestas por bits. Tres años después, el mismo autor publicó el artículo
Más allá de lo digital en la revista de divulgación científica Wired, de la cual es socio fundador (Negroponte, 1998). En ese artículo aseguró, categóricamente, que la revolución digital había terminado. Su argumento defendía la idea de que la forma literal del mundo digital, es decir, la tecnología, ya se había dado por sentada en varios ámbitos sociales, como la economía, la salud, el arte, la cultura, la educación, etcétera. De tal manera que las próximas innovaciones tendrían como punto de partida, inevitable e invariablemente, la tecnología digital, pero no eran muy claros los derroteros que inauguraría esta nueva condición tecnológica.
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